La neumonía por aspiración no es una entidad inconfundible, sino que es parte de un continuum que incluye también las neumonías extra e intrahospitalaria. Se estima que la neumonía por aspiración es responsable del 5 – 15% de los casos de neumonía extrahospitalaria, pero no hay cifras para la neumonía intrahospitalaria.
La aspiración de un gran volumen (macroaspiración) del contenido orofaríngeo o gastrointestinal es la causa mayor de la neumonía por aspiración. Las variables que afectan el cuadro clínico y el tratamiento son la virulencia bacteriana, el riesgo de episodios a repetición y el lugar donde se adquirió (residencia para ancianos, hospital o comunidad).
Esta revisión se centra sobre la aspiración que afecta el parénquima pulmonar, principalmente la neumonía por aspiración y la neumonitis química. La aspiración de material no infeccioso, como sangre o un cuerpo extraño, también es importante.
La neumonía por aspiración es una infección causada por microorganismos específicos, mientras que la neumonitis química es una reacción inflamatoria al contenido gástrico irritativo.
Según estudios recientes en personas sanas y en animales de experimentación, el tono inmunológico de las vías respiratorias y los alvéolos parece estar determinado por las bacterias que constituyen la microbiota pulmonar.
La estabilidad del microbioma probablemente se mantiene por el equilibrio entre la inmigración y la eliminación bacteriana y por bucles de retroalimentación. La inmigración implica movimiento bacteriano desde la orofaringe hasta el pulmón, principalmente por medio de microaspiración y la eliminación se efectúa sobre todo a través de la eliminación ciliar y la tos.
Un estudio de neumonía por aspiración en pacientes de la unidad de cuidados intensivos mostró que en casos extrahospitalarios los principales gérmenes aislados fueron S. pneumoniae, Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, y Enterobacterias, mientras que los bacilos gramnegativos, como la P. aeruginosa, se hallaron sin anaerobios en casos intrahospitalarios.
Entre pacientes con neumonía por aspiración se aislaron bacterias gramnegativas en los pacientes con trastornos gastrointestinales, mientras que S. pneumoniae y H. influenzae predominaron en aquellos con episodios de aspiración extrahospitalarios.
La aspiración a menudo es el resultado de un trastorno de la deglución que permite al contenido oral o gástrico, o ambos, entrar al pulmón, especialmente en pacientes con reflejo tusígeno ineficaz.
La aspiración de gran volumen se produce cuando el paciente sufre disfagia, cáncer de cabeza, cuello o esófago, estrechez esofágica y trastornos de la motilidad esofágica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o convulsiones.
En un estudio de casos y controles con pacientes ancianos con neumonía y controles ancianos sanos, la disfagia orofaríngea aumentó el riesgo de neumonía y se la halló en el 92% de los pacientes con neumonía. Los resultados de una evaluación videofluoroscópica mostraron que el 16,7% de los pacientes con neumonía podían tragar bien, en relación con el 80% de los controles.
En supervivientes de insuficiencia respiratoria, se hallaron disfagia y aspiración en por lo menos el 20% de los pacientes. La frecuencia de la disfunción deglutoria disminuye con el tiempo.
Un contexto clínico importante para la neumonía por aspiración es el paro cardíaco. En un estudio con 641 pacientes con paro cardíaco, la neumonía apareció dentro de los tres días posteriores al episodio en el 65% de los pacientes.
Algunos estudios hallaron que la incidencia de neumonía de inicio precoz disminuía entre los pacientes que recibían antibióticos cuando sufrían un paro cardíaco.
Los pacientes con riesgos múltiples tienen aumento de las tasas de neumonía por aspiración, muerte y otros resultados adversos. Un metaanálisis de estudios con pacientes ancianos frágiles mostró que la disfagia aumentaba el cociente de probabilidades para la neumonía por aspiración por un factor de 9,4 pero ante la presencia también de ACV, el cociente de probabilidades aumentaba a 12,9.
Los pacientes con dos o más factores de riesgo tuvieron mayor incidencia de neumonía recurrente y aumento de la mortalidad a 30 días y a 6 meses.
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