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El platano previene la ceguera en africa

Permítanme que comience este artículo con una historia inspirada en hechos reales. Yoweri es un bebé recién nacido en una de las incontables aldeas que rodean Kampala, en la República de Uganda. Su esperanza de vida al nacer no es muy halagüeña: de cada mil niños nacidos en ese país, más de 60 fallecen antes de cumplir un año. Los que sobrevivan deberán luchar contra la desnutrición, la escasez de agua potable, la falta de condiciones higiénicas y sanitarias dignas y un sinfín de problemas más, entre los que se incluyen graves enfermedades por carencias de vitaminas fundamentales.

Las estadísticas de vida de Yoweri no van a mejorar significativamente en sus próximos cumpleaños. Anualmente, más de 500.000 niños se quedan ciegos por carencia de vitamina A, y de ellos, casi la mitad morirá en ese primer año de ceguera.

Para cientos de miles de niños como Yoweri, conseguir una dieta adecuada en Uganda, y otros tantos países similares, es misión imposible, y uno de los problemas más acuciantes es la carencia de vitamina A. La propia FAO alerta de que un consumo insuficiente de caroteno (vitamina A) es la deficiencia alimentaria más preocupante en la actualidad y representa la causa más común de ceguera infantil.

Encontramos buenas fuentes de vitamina A (retinol) en productos como el hígado de muchos animales, los pescados, los huevos, los productos lácteos o las carnes. Sin embargo, en un clima y unas aldeas en las que predomina el cultivo y consumo de fruta y cereales, las fuentes ricas en vitamina A son mucho más escasas.

Para muchos de esos niños como Yaweri es posible que la ciencia haya encontrado un pequeño resquicio de vida en forma de plátano enriquecido en vitamina A.

Y ahora llega lo realmente extraño. Nuestra sociedad está llena de paradojas. Vivimos en un planeta con cientos de problemas sociales, económicos, medioambientales, políticos o bélicos y, casi diariamente, nos ofendemos y exigimos constantemente una solución para todos y cada uno de ellos. La mayoría no tienen fácil remedio, pero lo realmente decepcionante es que cuando se da el increíble milagro de encontrar una de estas pequeñas victorias, siempre hay gente que no está satisfecha.

En ciencia esa contradicción de rechazar una respuesta que cuenta con evidencias sólidas es aún más inexplicable y en la actualidad asistimos atónitos como surgen toda clase de movimientos extravagantes que se organizan con el único propósito de rechazar soluciones efectivas que podrían poner fin a problemas graves de nuestra sociedad: antivacunas, antiantenas, anticiencia… antitodo.

Durante las últimas décadas la investigación en biotecnología ha conseguido hitos muy importantes que, sin embargo, no están llegando a quienes más lo necesitan por la oposición de grupos y movimientos antitransgénicos en los países del Primer Mundo.

El ejemplo más descorazonador de estas soluciones son los alimentos “dorados” señala José Miguel Mulet, uno de los más conocidos expertos en el tema y autor del libro “Transgénicos sin miedo”. Popularmente se denominan como transgénicos “aquellos organismos modificados genéticamente para añadir diferentes propiedades como una mayor resistencia a plagas, mejor adaptabilidad a sequías o incluso, como en el caso del plátano dorado, incluir vitaminas que los enriquezcan”.

Desde hace más de diez años contamos con diferentes versiones de estos alimentos transgénicos. El más conocido es el arroz dorado, una variedad transgénica de este cereal enriquecida con vitamina A. Pero no es el único, “en paralelo diferentes laboratorios han desarrollado sus propias soluciones a la carencia de retinol y así tenemos la naranja dorada, gracias a investigadores de la Universidad de Valencia, tenemos el Maíz dorado, que se está investigando en la Universidad de Lleida y, por supuesto, el plátano dorado realizado por investigadores australianos” señala el investigador JM Mulet.

Y la noticia no es el descubrimiento de este plátano dorado que contiene vitamina A, esto ya se conoce desde hace muchos años. La verdadera noticia es que el plátano dorado pronto podrá ser utilizado por agricultores africanos puesto que la primera cosecha de este plátano dorado plantado en Uganda ha sido todo un éxito.

El trabajo final, publicado en Plant biotecnology Journal, ha sido realizado por investigadores de la Universidad australiana de Queensland y cuenta con la financiación de la Fundación de Bill y Melinda Gates.

“Este plátano ha sido diseñado específicamente para paliar los graves problemas de ceguera infantil de África y se han tenido en cuenta las características propias de esas regiones”, apunta Mulet, que añade: “Además para todos aquellos que estén preocupados por el coste de la patente, deben saber que se han trasferido los derechos y se han cedido gratuitamente”.

Respecto a los detractores de estos desarrollos transgénicos, Mulet recuerda que lo mismo pasó con la insulina, uno de los transgénicos que más vidas han salvado en la Historia. En aquel momento también hubo mucha gente que se opuso a la insulina, ¿dónde están hoy sus protestas?, ¿cómo puede alguien negar una oportunidad de este tipo a miles de niños que podrían tener un mejor futuro?

Por su parte, Rosa Porcel, otra de las investigadoras en biotecnología y agricultura más conocidas en la red, explica que “la gran noticia es que para el año 2021, los agricultores ugandeses puedan estar ya cultivando estos plátanos ricos en pro-vitamina A. Han hecho falta más de 12 años de pruebas y ensayos de campo para llegar a unos resultados satisfactorios y seguros. ¡12 años!. En Uganda pronto podrán hacer lo mismo replicando la técnica con sus variedades locales. Si me vierais, ahora mismo, estoy sonriendo y feliz”. Visite nuestro sitio web AQUI